La Pradera

El proyecto personal de "La Pradera" comenzó mucho antes del año 2000, cuando el señor Belisario tomó la valiente decisión de buscar los canales adecuados para que su visión se convirtiera en realidad. Desde sus inicios, este emprendimiento estuvo marcado por la incertidumbre y el desafío, pues muchos compatriotas que intentaron desarrollar ideas similares se encontraron con obstáculos que los llevaron al fracaso. Pocos creían que esta idea pudiera llevarse a cabo y alcanzar un final exitoso. Para Belisario, todo comenzó con un acto de gran sacrificio: dejar atrás su vida anterior y renunciar a la comodidad que había conocido. Se sumergió en un proceso de ensayo y error, lo que podría describirse como un laboratorio creativo, donde buscaba perfeccionar un producto que resonara con los gustos y expectativas de nosotros, los venezolanos.

Al enfrentarse a un entorno completamente diferente, en un país donde las costumbres venezolanas eran menos comunes y la comunidad era reducida en comparación con otras nacionalidades, Belisario se vio inmerso en un nuevo proceso. A pesar de las dificultades, logró establecerse, y su esfuerzo no pasó desapercibido. Agradecemos especialmente al señor Quimito, un cubano generoso, quien sin pensarlo dos veces, nos brindó un espacio dentro de su finca. Esto nos permitió trabajar y poner en práctica las ideas que habían estado dando vueltas en nuestras cabezas. Aunque Belisario vivía solo y trabajaba incansablemente de sol a sol, lejos de su familia inmediata, logró producir los primeros lotes de productos que posteriormente serían distribuidos como pruebas en diferentes lugares para recibir la aprobación de los consumidores finales.

A lo largo del camino, muchas personas se acercaron, como se dice en Venezuela, "a pescar en río revuelto." Todos estaban al tanto del atractivo del proyecto, pero muy pocos apostaron con confianza en su credibilidad. Hubo altibajos, con la llegada de personas de diversas intenciones; algunas venían con buenas intenciones, mientras que otras no tanto. Sin embargo, como familia, tomamos la firme decisión de convertir esto en un esfuerzo personal y colectivo, dedicando tiempo y energía para que nuestras aspiraciones se materializaran. Así fue como, juntos, logramos consolidar lo que hoy conocemos como "La Pradera".

A lo largo del camino, muchas personas se acercaron, como se dice en Venezuela, "a pescar en río revuelto." Todos estaban al tanto del atractivo del proyecto, pero muy pocos apostaron con confianza en su credibilidad. Hubo altibajos, con la llegada de personas de diversas intenciones; algunas venían con buenas intenciones, mientras que otras no tanto. Sin embargo, como familia, tomamos la firme decisión de convertir esto en un esfuerzo personal y colectivo, dedicando tiempo y energía para que nuestras aspiraciones se materializaran. Así fue como, juntos, logramos consolidar lo que hoy conocemos como "La Pradera".

Dentro de nuestro viaje, es fundamental reconocer a aquellos que nos han apoyado. Queremos agradecer a la empresa All Over Import Export, que nos cedió parte de su espacio físico, facilitando el inicio de nuestras operaciones con la permisología necesaria para llevar nuestros productos a ustedes. También recordamos con cariño al señor Alfonso Zerpa (Q.E.P.D.), quien tuvo en sus manos casi todos nuestros productos, permitiendo que los consumidores finales los degustaran y los apreciaran. La colaboración de pequeños y medianos negocios, así como distribuidores independientes, fue crucial; sin su apoyo y confianza, no habríamos podido crecer juntos.

Hoy, después de 18 años al frente de esta corporación y 15 de ellos operando formalmente en el estado de Florida, queremos enviar un mensaje claro a todos: atrévanse a soñar. Las metas que tengan en mente son alcanzables, y todo es posible si se persigue con dedicación y esfuerzo. Agradecemos sinceramente a nuestros clientes por ser parte de esta gran familia, que sigue creciendo y evolucionando.